Directrices para la detección
Las directrices del American College of Cardiology/American Heart Association (ACC/AHA) sobre la AP han identificado los siguientes grupos, que tienen una mayor prevalencia de AP y donde la detección puede ser pertinente12:
- Edad ≥65 años
- Edad de 50 a 64 años con factores de riesgo de aterosclerosis (p. ej., diabetes mellitus, antecedentes de tabaquismo, hiperlipidemia, hipertensión) o antecedentes familiares de AP
- Edad <50 con diabetes mellitus y un factor de riesgo adicional de aterosclerosis
- Aterosclerosis conocida en otros lugares (p. ej., enfermedad coronaria, carótida, de la arteria renal)
- Antecedentes de claudicación, otros síntomas no articulares de las extremidades inferiores relacionados con el esfuerzo, alteración de la función de la marcha o dolor isquémico en reposo
- Presentación física con pulsos anómalos de las extremidades inferiores, soplo vascular, gangrena o heridas en las extremidades inferiores que no cicatrizan u otros hallazgos físicos indicativos (p. ej., palidez al elevar la pierna/rubor dependiente)
Diagnóstico de la AP
Los pacientes con riesgo de AP deben someterse a un examen vascular completo y la detección de AP debe incluir siempre preguntas relacionadas con posibles antecedentes de dificultad para caminar, dolor en las extremidades que podría deberse a isquemia y heridas que no cicatrizan. Puesto que la presentación de la AP puede variar, a los pacientes con factores de riesgo de AP que comuniquen pocos o ningún síntoma se les debe preguntar acerca de la capacidad funcional y la disminución de la actividad con el tiempo, incluido el dolor no articular relacionado con el esfuerzo.12
En muchos pacientes, los antecedentes de factores de riesgo o síntomas de la AP, junto a los hallazgos de la exploración física, son suficientes para establecer un diagnóstico de AP. Los pacientes con síntomas atípicos o hallazgos físicos anómalos requieren confirmación con un índice tobillo-brazo (ITB) para establecer el diagnóstico de AP. Las directrices de ACC/AHA para pacientes con antecedentes o hallazgos en el examen físico que sugieran AP recomiendan un ITB en reposo, con o sin presiones segmentarias y formas de onda, para establecer el diagnóstico.12
La clasificación clínica de la AP crónica de las extremidades inferiores se basa en la gravedad de los síntomas y diferencia los signos avanzados de la AP, la pérdida de tejido, como ulceración y gangrena. Las últimas etapas de la enfermedad, el dolor isquémico en reposo y la pérdida de tejido, se consideran isquemia crítica de las extremidades (CLI).13
Clasificación clínica de Rutherford